Advierten que habrá fenómenos 'extremos' más a menudo en las Islas por el cambio climático
Canarias7, 4-12-2005
ACN Press/Marcos Hernández
Las Palmas de Gran Canaria
Olas de calor, desertización, subida de la temperatura del mar, dos tormentas tropicales en menos de mes y medio... Los meteorólogos llevan advirtiendo desde hace años que la primera manifestación del cambio climático es la mayor frecuencia y virulencia de los fenómenos adversos, cuya probabilidad en Canarias, según los expertos, ha crecido notablemente.
Todos los récords meteorológicos se están batiendo en los últimos cinco años. Con estas palabras, el jefe del Observatorio Atmosférico de Izaña, Emilio cuevas, aseguró que no quiere ser alarmista, pero sí realista, ya que considera que fenómenos como el paso de la tormenta tropical Delta por Canarias, que tan graves consecuencias ha traído a las Islas, están íntimamente relacionados con el proceso global de cambio climático. Unos fenómenos que advierte, han multiplicado su probabilidad de volver a producirse y de ser más violentos en el Archipiélago.
Las olas de calor que se produjeron a finales de julio y agosto de 2004 comentó en declaraciones a ACN Press- la invasión de aire africano del 3 de marzo de 2004, lluvias intensas, como las del día 31 de marzo de 2002, las tormentas extremadamente virulentas registradas en febrero de este año en Izaña, con nevadas muy copiosas, la aparición de Vince y Delta... son fenómenos que van a tener una mayor frecuencia y una mayor intensidad.
Manuel Arbelo, profesor de Física Fundamental y Experimental de la Universidad de La Laguna, no entra en el debate de si el fenómeno concreto del Delta puede o no tener relación con el cambio climático, ya que no es su campo de investigación. Concretamente estudia algoritmos que sirvan para estimar la temperatura del mar y saber cuánto se puede alimentar una tormenta o un huracán dependiendo de la temperatura. Señala que los primeros datos apuntan a que es cierto que ha habido un calentamiento del agua, lo que produce más energía que permite que las tormentas se desarrollen más y sean más virulentas.
Según Cuevas, Vince y Delta han sido las dos primeras tormentas tropicales registradas en esta región en el mismo año, procesos que ocurren normalmente en el Caribe por sus aguas más calientes. Lo que está claro explicó- es que es la primera vez que se registran, en el mismo año, e increíblemente con una diferencia de apenas un mes y medio, dos tormentas tropicales, y eso es algo absolutamente nuevo.
Cuevas no tiene dudas: estamos ante un nuevo escenario de cambio climático, donde se observa, y eso está documentado, un aumento de la temperatura del agua del mar en esta región que, si bien está por debajo de los parámetros que originan las tormentas, sí que los favorecen.
¿Hasta dónde puede llegar la fiabilidad de las predicciones meteorológicas para advertir sobre fenómenos adversos de gran magnitud como el Delta?. Cuevas es muy claro al respecto: es imposible predecir fenómenos como Delta. De hecho, apunta que se puede detectar y valorar las posibles consecuencias para una región concreta con una antelación de unas 72 horas o 96 horas como mucho.
El Instituto Nacional de Meteorología, y el Centro Europeo de Previsión a plazo medio están haciendo previsiones para los próximos dos meses, pero con un grado de incertidumbre bastante grande, no son estimaciones muy fiables, concluye.
OTRAS CONSECUENCIAS
El pasado 16 de junio, el Ministerio de Medio Ambiente comunicaba que la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y Canarias se encuentran en una situación de riesgo (alto o muy alto) de que la desertización afecte al 100% de su territorio. Antonio Rodríguez, el catedrático de Edafología y química agrícola de la ULL consultado por ACN Press, dice que efectivamente el cambio climático, los fenómenos climáticos extremos, influyen en la desertificación, y ayudan a aumentar el daño, pero está totalmente vinculado a la acción del hombre por ejemplo las reforestaciones, el uso insostenible de recursos hídricos o el uso desmedido de fertilizantes.
Por otro lado, considerando el incremento de la población y del desarrollo en las áreas costeras, según el Ministerio de Medio Ambiente, hace que estas zonas sean especialmente vulnerables a un cambio en el clima. Éste afectaría de muy diversas formas según nos refiramos a los diferentes elementos que la componen: playas, deltas, estuarios, zonas húmedas, zonas planas costeras y acuíferos.
Una variación de la temperatura daría lugar a una serie de variaciones en el oleaje, en el nivel del mar y en las corrientes litorales. El arrastre de sedimentos y la erosión progresiva debidos al cambio en el oleaje pueden afectar a las playas y deltas fluviales que en un plazo corto de tiempo puede conducir a la desaparición de éstos y a la pérdida de ecosistemas costeros y de las propiedades que hubiese en dichos lugares. Variaciones en las corrientes litorales pueden crear nuevas zonas de erosión o deposición que pudieran dar lugar a efectos directos o inducidos en las estructuras marítimas y en la seguridad de la navegación.
Aumentos en el nivel del mar, aunque sólo sea de pocos centímetros, podrían afectar a las infraestructuras de comunicaciones y urbanismo en las zonas costeras. El drenaje de las aguas en zonas costeras, las estructuras portuarias y filtraciones de agua salada en los acuíferos entre otros, serían algunos de los elementos que se verían modificados por un aumento en el nivel de las aguas marinas
1 comentario
juancarlos -
y salvar al planeta q es lo mas importante, pinesen q si seguimos asi no solo morimos los humanos, sino q todo y todos, ya c q vana decir pero q me importa las plantas los peces y bla pero es la realidad