Investigadores almerienses lideran la lucha europea contra la desertificación
Tecnociencia (Ciudad Real), 2-11-2005
España, Portugal, Italia y Grecia son los cuatro países miembros de la Unión Europea que están sufriendo la desertificación en sus propios territorios, un proceso ambiental cuyas causas estudian los científicos y cuyos efectos, como la degradación del suelo o los incendios forestales, tratan de ser combatidos a marchas forzadas para paliar el problema en la medida de lo posible.
La lucha contra la desertificación es el gran objetivo del Proyecto Europeo DeSurvey, coordinado por el Profesor Juan Puigdefábregas desde la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería, un centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dedicado entre otras cosas a estudiar qué factores físicos y humanos contribuyen a acentuar la desertificación.
En declaraciones a Andalucía Investiga, Puigdefábregas ha asegurado que "el proyecto ha tratado de reunir a los mejores expertos en estos temas con el fin de desarrollar un sistema de evaluación y seguimiento del proceso de desertificación, que viene a ser causado por factores externos como la acción del hombre o el cambio climático, en contraposición a la desertización, lo que entendemos como un proceso generado por el abandono de un territorio por las poblaciones que lo ocupan".
DeSurvey es un Proyecto Integrado del VI Programa Marco Europeo en el que participan 39 organizaciones de 10 países miembros de la Unión Europea y de 6 terceros países, entre los que se encuentran Chile, China y los países del Magreb, notablemente afectados por el mismo problema. "Nuestra misión es analizar conjuntamente las causas y efectos de la desertificación", ha precisado Puigdefábregas, "en el tiempo que durará el proyecto, es decir, en cinco años". En efecto, DeSurvey comenzó su tiempo de ejecución el pasado mes de marzo, y su actividad se prolongará hasta el año 2010, en que estará listo para su aplicación en áreas de otros países un sistema de vigilancia del aumento de la desertificación.
Durante los tres primeros años del proyecto se llevará a cabo toda la investigación, tras la cual quedará definido el producto de evaluación y seguimiento de la degradación de las tierras áridas. Durante el cuarto año se convertirá en utilizable este producto, mediante el diseño de un prototipo de instrumentos utilizables por cuerpos técnicos de los diferentes ministerios de medio ambiente, agricultura o entidades regionales y locales de los países afectados. En tercer lugar, y durante el quinto año de DeSurvey, tendrán lugar en Zaragoza una serie de cursos de entrenamiento para utilizar esta herramienta, además de una campaña de demostración de la utilidad de la misma, mediante la aplicación de los resultados del proyecto allá donde hasta la fecha hayan venido desarrollándose otros proyectos parecidos, con el objejo de comprobar su funcionamiento, su utilidad y su eficiencia.
El avance de la desertificación ha obligado a los gobiernos a tomar medidas como la reforestación o instando a mejorar las prácticas agrícolas. El coordinador de este proyecto europeo ha manifestado que "hay que tratar de integrar la acción del hombre con los factores externos o forzantes que provocan los cambios en las condiciones del terreno, como son el clima o los factores socioeconómicos, que determinan la demanda del suelo".
DeSurvey, un proyecto pionero en su ámbito, trata de ofrecer un instrumento aplicable varias escalas, local, regional, nacional e internacional. Para el desarrollo de los métodos que lo integran, ha establecido una red de áreas piloto, cinco en la Unión Europea y seis en terceros países (Túnez, Argelia, Marruecos, Senegal, China y Chile). Una de esas áreas corresponde a España: La Mancha Oriental. Cada una de ellas se analiza palmo a palmo, a través de una cuadrícula con celdas de un kilómetro cuadrado. Una vez establecido el uso del suelo, se puede pronosticar qué va a pasar en este terreno, mediante una evaluación de tendencias o posibles riesgos, lo que viene denominándose alertas tempranas.
España, Portugal, Italia y Grecia son los cuatro países miembros de la Unión Europea que están sufriendo la desertificación en sus propios territorios, un proceso ambiental cuyas causas estudian los científicos y cuyos efectos, como la degradación del suelo o los incendios forestales, tratan de ser combatidos a marchas forzadas para paliar el problema en la medida de lo posible.
La lucha contra la desertificación es el gran objetivo del Proyecto Europeo DeSurvey, coordinado por el Profesor Juan Puigdefábregas desde la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería, un centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dedicado entre otras cosas a estudiar qué factores físicos y humanos contribuyen a acentuar la desertificación.
En declaraciones a Andalucía Investiga, Puigdefábregas ha asegurado que "el proyecto ha tratado de reunir a los mejores expertos en estos temas con el fin de desarrollar un sistema de evaluación y seguimiento del proceso de desertificación, que viene a ser causado por factores externos como la acción del hombre o el cambio climático, en contraposición a la desertización, lo que entendemos como un proceso generado por el abandono de un territorio por las poblaciones que lo ocupan".
DeSurvey es un Proyecto Integrado del VI Programa Marco Europeo en el que participan 39 organizaciones de 10 países miembros de la Unión Europea y de 6 terceros países, entre los que se encuentran Chile, China y los países del Magreb, notablemente afectados por el mismo problema. "Nuestra misión es analizar conjuntamente las causas y efectos de la desertificación", ha precisado Puigdefábregas, "en el tiempo que durará el proyecto, es decir, en cinco años". En efecto, DeSurvey comenzó su tiempo de ejecución el pasado mes de marzo, y su actividad se prolongará hasta el año 2010, en que estará listo para su aplicación en áreas de otros países un sistema de vigilancia del aumento de la desertificación.
Durante los tres primeros años del proyecto se llevará a cabo toda la investigación, tras la cual quedará definido el producto de evaluación y seguimiento de la degradación de las tierras áridas. Durante el cuarto año se convertirá en utilizable este producto, mediante el diseño de un prototipo de instrumentos utilizables por cuerpos técnicos de los diferentes ministerios de medio ambiente, agricultura o entidades regionales y locales de los países afectados. En tercer lugar, y durante el quinto año de DeSurvey, tendrán lugar en Zaragoza una serie de cursos de entrenamiento para utilizar esta herramienta, además de una campaña de demostración de la utilidad de la misma, mediante la aplicación de los resultados del proyecto allá donde hasta la fecha hayan venido desarrollándose otros proyectos parecidos, con el objejo de comprobar su funcionamiento, su utilidad y su eficiencia.
El avance de la desertificación ha obligado a los gobiernos a tomar medidas como la reforestación o instando a mejorar las prácticas agrícolas. El coordinador de este proyecto europeo ha manifestado que "hay que tratar de integrar la acción del hombre con los factores externos o forzantes que provocan los cambios en las condiciones del terreno, como son el clima o los factores socioeconómicos, que determinan la demanda del suelo".
DeSurvey, un proyecto pionero en su ámbito, trata de ofrecer un instrumento aplicable varias escalas, local, regional, nacional e internacional. Para el desarrollo de los métodos que lo integran, ha establecido una red de áreas piloto, cinco en la Unión Europea y seis en terceros países (Túnez, Argelia, Marruecos, Senegal, China y Chile). Una de esas áreas corresponde a España: La Mancha Oriental. Cada una de ellas se analiza palmo a palmo, a través de una cuadrícula con celdas de un kilómetro cuadrado. Una vez establecido el uso del suelo, se puede pronosticar qué va a pasar en este terreno, mediante una evaluación de tendencias o posibles riesgos, lo que viene denominándose alertas tempranas.
0 comentarios