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Un español crea una torre que evita la extensión de los incendios

Un español crea una torre que evita la extensión de los incendios El País, 25-08-2005

Una torre camuflada como si fuera el tronco de un árbol y que almacena un líquido formado por agua y una sustancia ignífuga podría dificultar la extensión de los incendios. Su inventor, Antonio Ibáñez, explica que si se distribuyen estos aparatos por los bosques de manera longitudinal, delimitando "cuadrantes de terreno", estos quedarían protegidos del fuego. Los postes se activan al detectar la presencia de llamas, sobre las que se lanza automáticamente un líquido.

El propio fuego o un viento de calor superior a cien grados centígrados activan un "sensor de la base de la torre, provocando el calentamiento del agua y el líquido ignífugo convirtiéndolos en gas”, explicaba ayer Ibáñez en una demostración ante los periodistas”. Después, ese gas sube gracias a la presión por dentro del tronco, “hasta ser pulverizado por la parte superior con un alcance de 360 grados". De esta forma, según el inventor, se apagarían las llamas en un radio de unos 2.500 o 3.000 metros.

Ibáñez, presidente de la empresa ‘Happy Pool Safety’ y director científico del proyecto, explica que la torre también puede usarse como cortafuegos, activando por control remoto una línea de postes que delimite un sector determinado, impidiendo con la refrigeración del terreno, que las llamas de un incendio invadan la zona perimetrada. Este aspecto, continuó Ibáñez, es "uno de los más importantes", ya que "lo peligroso de un incendio es su efecto multiplicador, que se vería frenado si se fueran activando las líneas paralelas de torres cortafuegos que delimitan cada sector" antes incluso de que llegasen las llamas.

Además, los chorros tienen, por una parte, una inclinación sobre la horizontal que hace que se alcance una altura de doce metros cuadrados llegando así a las copas de los árboles, mientras que el chorro inferior abarca los troncos y el pasto. El inventor señala que este proceso permite que "toda el área sea regada, girando ambos chorros y originando dos cortinas que cubren un área aproximada entre 1.257 y 2.848 metros cuadrados".

Las torres cortafuegos servirían también para recargar las mochilas y los camiones cisterna de bomberos en el lugar del incendio, ahorrando el tiempo de transporte del agua hasta el origen de las llamas, y servir además de refugio en caso de ser rodeados por el fuego.

El líquido ignífugo y el agua, que penetran 25 centímetros en el terreno, es "biodegradable y constituye un nutriente para la tierra", por lo que es un sistema con "un cien por cien de garantías", además de tener un coste muy bajo para empresas, instituciones o particulares, y un sencillo modo de instalación. Ibáñez lleva trabajando en este proyecto anti incendios dos años y, en la demostración, aseguró que, hasta el momento, "ya se han interesado varias multinacionales”."

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