Un experto cuestiona la política de la UE tras los incendios y aconseja la regeneración espontánea
Terra/EFE, 22-8-2005
La gestión forestal de la Unión Europea no es la adecuada, afirmó el profesor del departamento de Botánica de la Universidad de Navarra Ricardo Ibáñez, quien recomendó la regeneración espontánea en las áreas arrasadas tras un incendio.
Con motivo del curso de verano 'Medio Ambiente: 10 temas de actualidad', organizado por la Universidad de Navarra, Ibáñez señaló que ciertas especies, como los pinos o las leguminosas, 'son especialmente propensas a quemarse, por eso actúan como combustible en los incendios, y de ahí que la gestión forestal emplee técnicas como la quema controlada, el desbroce y el pastoreo para controlar este material altamente inflamable'.
Para este especialista, desde Europa 'se viene descuidando este aspecto con una política de exclusión del fuego y una reforestación monoespecífica de coníferas', que en los últimos años 'ha llevado a una cuota de incendios alarmante', informó hoy la Universidad de Navarra en un comunicado.
Tras un incendio, el espacio natural puede regenerarse por sí mismo o requerir diversas actuaciones externas, pero 'sin duda, la mejor opción es la regeneración espontánea', ya que 'recuperar la estructura y composición de especies artificialmente es muy complicado y poco viable, por no decir imposible', advirtió.
Ibañez señaló la necesidad de distinguir entre las plantaciones y las extensiones naturales, como encinares y robledales: 'Si hablamos de una plantación monoespecífica de pinos, su rehabilitación no es muy costosa, unos 10 ó 20 años dependiendo de las condiciones ambientales'.
Por otro lado, la restauración de los bosques naturales de estructura y composición más compleja es posible y relativamente rápida si poseen la capacidad de regenerarse de forma espontánea y, si no es así, habitualmente se intentan recuperar unas condiciones de funcionamiento similares a las del bosque original.
La consecuencia de descuidar la recuperación de un espacio arrasado por las llamas, como habitualmente sucede en el área mediterránea, 'conlleva una degradación importante de los espacios, lo que se traduce en la erosión del terreno, la compactación de los suelos, la disminución de la infiltración y un riesgo creciente de desertización', resaltó el botánico.
Además, las condiciones previas y las características del área devastada condicionarán su pronto restablecimiento: 'Tras el incendio, quedan en la superficie restos vivos de las plantas que poblaban la zona, así como sus semillas, sin embargo, si ha sido muy intenso y ha abarcado un área considerable, quizás no encontremos suficiente cantidad de estos elementos como para regenerar el suelo', concluyó.
La gestión forestal de la Unión Europea no es la adecuada, afirmó el profesor del departamento de Botánica de la Universidad de Navarra Ricardo Ibáñez, quien recomendó la regeneración espontánea en las áreas arrasadas tras un incendio.
Con motivo del curso de verano 'Medio Ambiente: 10 temas de actualidad', organizado por la Universidad de Navarra, Ibáñez señaló que ciertas especies, como los pinos o las leguminosas, 'son especialmente propensas a quemarse, por eso actúan como combustible en los incendios, y de ahí que la gestión forestal emplee técnicas como la quema controlada, el desbroce y el pastoreo para controlar este material altamente inflamable'.
Para este especialista, desde Europa 'se viene descuidando este aspecto con una política de exclusión del fuego y una reforestación monoespecífica de coníferas', que en los últimos años 'ha llevado a una cuota de incendios alarmante', informó hoy la Universidad de Navarra en un comunicado.
Tras un incendio, el espacio natural puede regenerarse por sí mismo o requerir diversas actuaciones externas, pero 'sin duda, la mejor opción es la regeneración espontánea', ya que 'recuperar la estructura y composición de especies artificialmente es muy complicado y poco viable, por no decir imposible', advirtió.
Ibañez señaló la necesidad de distinguir entre las plantaciones y las extensiones naturales, como encinares y robledales: 'Si hablamos de una plantación monoespecífica de pinos, su rehabilitación no es muy costosa, unos 10 ó 20 años dependiendo de las condiciones ambientales'.
Por otro lado, la restauración de los bosques naturales de estructura y composición más compleja es posible y relativamente rápida si poseen la capacidad de regenerarse de forma espontánea y, si no es así, habitualmente se intentan recuperar unas condiciones de funcionamiento similares a las del bosque original.
La consecuencia de descuidar la recuperación de un espacio arrasado por las llamas, como habitualmente sucede en el área mediterránea, 'conlleva una degradación importante de los espacios, lo que se traduce en la erosión del terreno, la compactación de los suelos, la disminución de la infiltración y un riesgo creciente de desertización', resaltó el botánico.
Además, las condiciones previas y las características del área devastada condicionarán su pronto restablecimiento: 'Tras el incendio, quedan en la superficie restos vivos de las plantas que poblaban la zona, así como sus semillas, sin embargo, si ha sido muy intenso y ha abarcado un área considerable, quizás no encontremos suficiente cantidad de estos elementos como para regenerar el suelo', concluyó.
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