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"La sequía" de James G. Ballard

"La sequía" de James G. Ballard BALLARD, James G.
La sequía (The Drought)
Buenos Aires: Minotauro, 1979.

Sinopsis: La sequía mundial era la culminación de una larga serie de extensas sequías que se habían multiplicado por todo el globo. Una delgada y resistente película formada por largos encadenamientos de polímeros saturados; producto de las enormes cantidades de desechos industriales que se habían descargado en los océanos; cubrir las aguas continentales del mundo. El mar había fabricado una piel de unos pocos átomos de espesor. La imposibilidad de la evaporación hizo que las lluvias se convirtieran en un recuerdo. En pocos meses las zonas de cultivo se transformaron en zonas devastadas y las ciudades en fantasmas de cemento.

Estructura: La novela se divide en tres partes. En la primera, el protagonista de esta historia, Ramson, observa como los habitantes de la localidad donde vive deciden emprender un éxodo masivo hacia las costas de los mares intentando sobrevivir. Ramson resiste hasta que las últimas ataduras se quiebran y comprende que debe seguir el mismo camino. La segunda describe la vida de los habitantes de la costa luego del gran éxodo y las formas de organización de estos luego de varios años. La última parte se refiere a la búsqueda por parte de Ramson y de sus circunstanciales compañeros de una posibilidad alternativa y última de conseguir una fuente de agua y el camino que emprenden para encontrarla.

Crítica: Como en las otras novelas que pertenecen a este período, Ballard construye un relato acerca de las consecuencias de un desequilibrio ecológico articulado en torno de un elemento primordial de la naturaleza. El agua está presente en la necesidad colectiva, pero sin embargo está ausente en la realidad. Se constituye como un elemento permanentemente en fuga. Esta desaparición es una suerte de naufragio vista en negativo, los restos de todo aquello que conformaba un mundo se hunde sobre si mismo, se reduce a polvo, se convierte en desierto.

La sequía avanza en muchos sentidos. Seres y objetos se transforman progresivamente en las reliquias del Titanic de la civilización humana. Ballard consigue colorear el significado de este nuevo paisaje con las mismas tonalidades que utiliza para describir la supervivencia de sus habitantes. La acertada y explícita referencia a la obra Jours de leuteur del pintor surrealista francés Yves Tanguy, sirve a los lectores como puerta de entrada a un territorio detenido dentro de un fragmento de tiempo interminable, de imágenes resecas e inmóviles donde la totalidad de los elementos sufre la erosión de sus identidades bajo la monótona iluminación de los desiertos.

Los protagonistas se presentan como continentes aislados, prófugos de sus propias vidas, huérfanos de todo aquello que les dió existencia, unidos al pasado sólo por conexiones desmembradas. Ballard parece definir a través de Ramson la totalidad de la vida como una zona de desastre, simula estar trágicamente feliz por la respuesta retributiva que la naturaleza tiene para con las acciones de los seres humanos. Su permanente desapego, su melancólica fascinación por el silencio y el vacío hacen que Ramson se escurra en todo intento de definirlo como un héroe, deambula junto a los demás náufragos rodeado por la omnipresencia de un horizonte que se repite infinitamente bajo un cielo que ya no arroja sombras.

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