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Histórico 18 de agosto de 2005

Histórico 18 de agosto de 2005 Wladimiro Rodríguez Brito
Consejero de Medio Ambiente y Paisaje del Cabildo de Tenerife

Todos los días del año son históricos en la vida de las personas. Sin embargo, el 18 de agosto pasado, hace apenas una semana, quedará marcado durante mucho tiempo en el calendario meteorológico de Canarias, y en especial, en el sur de nuestra Isla. Ese día se rompieron todos los esquemas y estadísticas; en lo que respecta a nuestros bosques, para bien. Un día de invierno en pleno verano, que ni los más viejos del lugar recordaban. La sequía crónica de espacios semidesérticos del sureste de Tenerife se tomó un leve respiro, aunque sólo fuera por un día. Las resecas raíces de nuestros pinos recibieron con sorpresa, pero también con indudable alivio, la tan ansiada humedad de la tierra.

Para los que llevamos unos cuantos años mirando hacia el cielo, contando los días y los meses para que transcurran, sin incidentes y lo más rápidamente posible, el casi interminable verano canario, estas lluvias, abundantes y sin originar catástrofes, representan lo más parecido al maná caído del cielo.

No tenemos constancia científica de que ningún noviembre canario haya traído lluvias de la importancia de la pasada semana en lugares como Chivisaya, Archifira, Chajaña, Charcos del Obispo, Majada del Río, Las Colmenas, etc. Se trata de espacios que se localizan en la región más seca de Tenerife y que, sin embargo, registraron más de 90 litros por metro cuadrado, como por ejemplo en Lomo Cho Blas (91 l./m2). Llevamos diez años apostando por la reforestación de territorios que tienden a la aridez, en las tierras más altas del sureste tinerfeño, en lugares como Chajaña, en donde cuesta encontrar Escobones, es decir, vegetación xérica, que se adapta de manera natural a la escasez de lluvias. Hemos tenido que replantar hasta 5 veces algunas zonas porque los inviernos de estos últimos años han sido muy secos. En contadas ocasiones se han llegado a registrar más de 200 mm./anuales de precipitación (recordemos que por debajo de los 300 mm. se considera como un clima desértico). En esas condiciones resulta fácil comprender cómo el pasado jueves fue un día histórico para los algo más de medio millón de pinos reforestados que sobreviven en esa franja territorial, no sólo porque haya acontecido en pleno verano sino porque, incluso en otra época más lluviosa, hubiera supuesto una agradable anomalía. De su efecto beneficioso tampoco se han escapado las huertas de jable o los frutales de Vilaflor o San Miguel, por citar algunos ejemplos de su repercusión positiva también en la agricultura.

En definitiva, este 18 de agosto fue un regalo inesperado para la vegetación del sureste insular, como no recibía en generaciones. De esta forma, los pinos reforestados con esfuerzo y dificultades a lo largo de los últimos años podrán salir adelante. Hay que tener en cuenta que desde la primera semana de marzo no habían visto una gota de agua digna de mención y noviembre aún se encuentra muy lejos.

Es por lo que hoy celebramos estas inesperadas y beneficiosas lluvias, rompedoras de predicciones y pronósticos, beneficiando de forma inconmensurable a las raíces y ramas de nuestras especies autóctonas. Es cierto que, como dice el dicho, nunca llueve a gusto de todos y los viticultores han salido ligeramente perjudicados, sin embargo, les reclamamos comprensión y optimismo porque, en su conjunto, el Medio Ambiente insular ha salido muy beneficiado. Ojalá que en años venideros este hecho insólito deje de serlo y la excepción se convierta en regla.

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Anónimo -

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